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DIA DE MUERTOS EN MÉXICO
Datos y reseñas
El Día de Muertos es una celebración que tiene un origen mexicano que honra a los difuntos el 2 de Noviembre, comenzando el 1 de Noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es una festividad netamente mexicana y centroamericana, que se celebra en muchas comunidades de Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana (California y New York).
EL ORIGEN
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles.
Hay registro de celebraciones de que las etnias mexica, maya, purépecha, nahua y totonaca practicaban el culto a la muerte y sus ritos eran MUY similares. Pero a pesar de eso, no se sabe exactamente su origen, sin embargo, el día de muertos encuentra su esencia en los poblados de México, como una expresión de verdadero fervor por lo mágico, lo histórico y lo maravilloso
Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos, desde hace tres mil años.
En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
Cabe mencionar que, el festival que se convirtió en el Día de Muertos era conmemorado el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "La Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlántecuhtli, Señor de la tierra de los muertos.
Eso sin dejar de mencionar, que las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
-La celebración del Día de Muertos en el México-prehispánico
Para los antiguos mexicanos, la Muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar.
Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.
De esta forma, las direcciones que podrían tomar los muertos son:
El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesia, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios… El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Aunque los muertos eran generalmente incinerados, los predestinados a Tláloc eran enterrados, como las semillas, para germinar en una nueva vida.
El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que eran sacrificados y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente.
Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala de valores mesoamericana. Y el solo hecho de habitar el omeyocan era un privilegio para la sociedad prehispánica.
El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes.
Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas.
Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los aztecas.
Y por incomprensible que parezca, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender a la eternidad convertido en pájaro.
El Mictlán, es destinado a quienes morían de muerte natural.
Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él, las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chignahuamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro (Xoloxcuintle), el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Porque quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
Las fechas en honor de los muertos son y eran muy importantes, tanto, que les dedicaban dos meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco, se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitntli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario, se celebraba la Ueymicailhuitl, o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de muertos.
-La celebración del día de muertos en el México Colonial.
Los evangelizadores cristianos para lograr sus objetivos se vieron en la necesidad de adoptar algunas tradiciones indígenas, mezcladas con sus enseñanzas y así darle una forma nueva y por supuesto, rica en tradición, asignaron una fecha fija dentro del calendario cristiano, para poder festejarlo: que terminaron en el primero y dos de noviembre.
Después de la conquista española se estableció en México el día de Todos Santos y de los Fieles Difuntos, que se solemnizaban desde los 827-844 por disposición del Papa Gregorio IV.
Al ocurrir la conquista el país, la religión católica cambió totalmente el concepto sobre la muerte. Se le empezó a ver como algo temible pensando en las penas del Purgatorio y del Infierno, con la esperanza para muchos de morir y de obtener asi la felicidad y el descanso eternos. Se le dio una imagen a la muerte, que consiste en un esqueleto con guadaña.
De esta manera, se le empezó a rendir culto a las ánimas del purgatorio, Y Fue en el siglo XVII cuando se trató de quitarle lo terrorífico para darle un aspecto de amabilidad, viéndolas sin miedo y con fe.
Esto demuestra que para los mexicanos desde pequeños, la parca, la calaca, la huesuda, la dientona, la flaca, etc., les resulta muy familiar y que lejos de temerle, nos reimos de ella / o con ella.
Desde el siglo XVI se han redactado numerosas oraciones y plegarias, unas imponentes y otras con esperanza, dedicadas a la muerte. En canciones y corridos también se han ocupado de la muerte, algunas obras trágicas y espeluznantes. Y no conforme con eso, también figura en obras teatrales, como en "Don Juan Tenorio", del español José Zorrilla.
Diversas lápidas especialmente de los cementerios antiguos como el Tepeyac, y el San Fernando en México son verdaderos muestrarios de poesía mortuoria.
Es típico en los días de muertos instalar ofrendas, que no solo tienen origen en nuestro país, sino en otros pueblos del mundo.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias de cada lugar.
Otras costumbres relacionadas con los difuntos consiste en hacer una cruz de cal o de algún otro polvo en el lugar donde se veló el cadáver, y levantarla a los nueve días. Mandar decir misas por las almas y cuando cumplen el primer año de fallecidos, velar y hacer otra cruz como cuando murió.
-Celebración de Día de Muertos en el Mexico-actual
Cada una de las poblaciones del México actual cuenta con diferentes tradiciones y formas de expresar su concepción del culto a la muerte, estas actividades varían de acuerdo con la región, las costumbres de la localidad, el nivel socioeconómico de la familia y en general de la cultura; sin embargo, presenta rasgos, elementos mezclados y derivados del ritual prehispánico y la religión cristiana traída a la Nueva España por los misioneros de la época de la Colonia.
La fiesta de muertos tiene significados diferentes para las habitantes de las grandes ciudades, como para los pobladores de las comunidades rurales.
Para algunos pueblos no se ha perdido la costumbre de este día, pero si el significado.
Y una actitud específicamente mexicana de la vida, se manifiesta el día 2 de noviembre, en el Día de Muertos, cuyo único punto de contacto con la fiesta de los fieles difuntos, es el hecho de tratarse, aquí y allá, de un día consagrado a la memoria de los muertos queridos.
Otro dato a mencionar, es que entre las comunidades indígenas, subsiste la idea de que en el mas allá se otorga al difunto licencia para visitar a sus parientes que aún viven en el mundo terrenal; tratándose pues, de un huésped ilustre al que hay que agasajar, festejar y brindar toda clase de atenciones.
Entre los mexicanos la muerte tiene un sentido singular: A veces aparece como una arraigada tradición que hinca sus profundas tradiciones en el pasado indígena; en otras ocasiones, parece un escenario donde se mueven y deslizan figuras del recuerdo, objetivos de ofrendas de la mas diversa índole: Dulces, pan, flores, alimentos y costumbristas. La tradición, de alguna manera es permanente, pero aparece con mayor vigor, como un sentimiento espontáneo, los días 1 y 2 de noviembre cada año.
Los campos donde están los restos de los difuntos, se iluminan con la presencia de innumerables personas que llevan entre sus manos las multicolores ofrendas. El tránsito se convierte en coro de murmullos, bajo la bóveda celeste; la ofrenda no puede faltar, ésta varía según el Estado de la República pero los platillos mas comunes y que difícilmente faltan son: El mole, chocolate, tamales, calabazas en tacha, pan de muerto y calaveras de dulce de diferentes tamaños que generalmente llevan el nombre del difunto y de sus familiares, vivos o también difuntos, los bizcochos en forma de rosca, coloreados por grageas en rosa mexicano y otros colores.
Se escoge un lugar de la casa donde se improvisa un altar con imágenes religiosas, se cubren los espejos, se coloca la fotografía del difunto, todo sobre un mantel blanco al cual se le deshoja cempasúchil, colocando después los alimentos así como los cirios o las lámparas de aceite que arderán toda la noche. El incensario de barro ocupa un lugar importante ya que ahí se quema: el incienso, mirra y estoraque con el fin de limpiarles el ambiente y el camino a las almas de los fieles difuntos. De los alimentos los difuntos solo tomarán la esencia; creencia que vale la pena recordar que también fue practicada por los egipcios.
Para la gran mayoría del pueblo mexicano la celebración pagano-religiosa que con motivo del día consagrado por el rito católico a los fieles difuntos, se desenvuelve en medio de una extraña y desconcertante mezcla de ofrendas, ritos, liturgias, y celebraciones diversas en todos los pueblos, rancherías, y ciudades de nuestro país.
Tiene tal colorido, tal riqueza folklórica y costumbrista, que puede afirmarse no exista otro pueblo en donde el culto a los muertos sobreviva con tanto arraigo y con manifestaciones tan definidas como en México. A propios y extraños asombra la dedicación tanto física como económica con la que los mexicanos honramos a nuestros muertos. La gran cantidad de dinero que se invierte y la prolífica imaginación con que las artesanías y los platillos convierten el festejo; causa dolor y pesadumbre en criterios rígidos que no logran comprender el alma de nuestro pueblo.
Todavía en varias poblaciones de México y en el mismo Distrito Federal la ofrenda del día 1 por los "Angelitos", se prepara chocolate, atole, dulces y algunos otros platillos típicos para los niños; en algunas regiones se agregan juguetes de barro o madera y las velas, tantas cuantas son los infantes muertos que la familia recuerda. El 2 de noviembre, las velas y los platillos aumentan de número y de variedad: arroz con leche, arroz con mole, mole negro, tamales, camote, pan dulce, gelatinas, carnes en diferentes guisos, aguas frescas, cervezas, vinos, pulque, frutas de toda clase sin faltar tejocotes, cañas, jícamas, cigarros, etc.
En México se han elaborado hasta la actualidad infinidad de dulces en formas de calaveras hechas de azúcar o chocolate, huesos de leche, pepitas o almendra. Se hacían dulces de alfeñique, se cocinaba y hasta la fecha se acostumbra la calabaza en dulce.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias de cada lugar. Se decoran con papel calado siendo la flor típica el cempasúchil. También se decoran con frutas que forman parte de la comida que se ofrece a los muertos. Además se colocan sombreros, rebozos y otros objetos que usaron los difuntos, lo mismo que herramientas y demás utensilios de trabajo.
ELEMENTOS IMPORTANTES
Como ya se mencionó con anterioridad, los alimentos suelen ser muy variados de ofrenda a ofrenda; sin embargo las ofrendas que actualmente se colocan no son totalmente diferentes a las prehispánicas; en realidad sólo se transformó sustituyendo sus componentes originales. De acuerdo a la tradición debe componerse de nueve elementos esenciales los cuales nunca deben o pueden faltar.
El AGUA. Considerada como fuente de vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de un largo camino y como fortalecimiento para su regreso al más allá.
LA SAL. Elemento de purificación, sirve también para que el cuerpo no se corrompa.
INVITACION AL BANQUETE. Elemento de sabiduría.
EL CIRIO. La flama que produce significa luz, fe y esperanza. Llamarada de triunfo, porque el alma pasa de esta vida a la otra, ala inmortalidad, a lo desconocido.
COPAL o INCIENSO. Ofrenda a los dioses. Elemento que sublima y transmite a la oración o alabanza, uniendo al que ofrece y a quién recibe. Perfume de reverencia soberana, para alejar a los malos espíritus.
LAS FLORES. Las blancas (alhelí y nube) significan pureza y ternura. Las amarillas, cempoazuchitl, significan riqueza, flor de oro. Se cree que antiguamente era usada como medicamento, para curar, conservar la vida y alejar la muerte.
EL PETATE. Es un objeto de ofrenda para el descanso, para merecer el banquete.
JUGUETES. Aquí entra el famoso Perro izcuintle que para las ánimas infantiles son elemento de juego. Por otro lado, el perro izcuintle ayudaba a las ánimas a cruzar el caudaloso río Chiconahuapan, último para llegar al Mictlán (lugar de los muertos).
EL PAN. Es lo que se invita al recién llegado, alimento que se comparte fraternalmente.
EL GOLLETE y LAS CAÑAS. Este pan en forma de rueda se coloca en ofrenda, sostenido por un trozo de caña. Se podrán relacionarse estos elementos en el zompantli; los golletes podrían significar los cráneos de los sacrificados y las cañas las varas conque se ensartaban.
Ahora bien, existen algunos otros alimentos que al paso del tiempo, al igual que los antes mencionados se han convertido en parte medular de las ofrendas de muertos como lo son:
EL PAN. Es precisamente uno de los alimentos más importantes en la ofrenda. Aunque no es de origen mexicano puesto que el cultivo del trigo y el establecimiento de las panaderías en América tienen su origen durante la Colonia, lo cierto es que en México al pan se le dio una característica propiamente nacional. Una decoración que se puede apreciar durante los primeros días de noviembre, es un pan con una muy especial peculiaridad, y que consiste en adornar su superficie con pequeñas tiras de la misma pasta, las cuales guardan gran semejanza con los huesos que comúnmente son llamados "Canillas", y sobre estos se colocan una gran "Lágrima", que simboliza el cráneo humano.
Es importante señalar que durante la época prehipánica, las "Canillas" cruzadas con el cráneo encima, se referían a la forma en que se expresaban o representaban la muerte o al "Dios de la Muerte" llamado Mictlantecuhtli. Durante la Colonia, una vez que se instituyó la celebración de "Todos los Santos", y el día de "Los Fieles Difuntos", tradiciones provenientes de Europa, algunos elementos del culto a la muerte en ambas culturas se unieron, y originaron una tradición única.
LA CALABAZA. Tanto en la cocina indígena prehispánica como en la mexicana actual, ocupa un lugar de privilegio. Junto con el maíz, frijol y chile y ha formado parte de la tetralogía alimenticia del país. De este alimento se aprovecha todo: tallos, guías, flores, frutos y semillas; su uso es muy extenso, y con ella se elaboran muchos de los platillos típicos mexicanos.
En el altar de muertos, la calabaza aparece además a manera de dulce en otras formas: cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar, o con otros ingredientes según el gusto de la cocinera. El dulce cristalizado se le llama "Calabazate". De la calabaza se prepara la muy tradicional calabaza en "Tacha", que como se mencionó se prepara durante los días dedicados a los muertos.
EL MOLE. Su origen se remota a la época prehispánica. Figuraba como uno de los platillos más importantes destinados al consumo de aquellos seres más importantes de la sociedad como gobernantes, sacerdotes y guerreros.
La palabra MOLE, se deriva del náhuatl MOLLI, utilizada para referirse a cualquier salsa con chile.
Con el tiempo el platillo original fue enriquecido con especies, ingredientes traídos de Europa. Actualmente este guiso se elabora con más de 40 ingredientes; hay de todos colores y sabores: mole rojo, mole negro (este es típico de Oaxaca), mole verde, mole amarillo, mole de olla, pipián, manchamanteles. La elaboración del mole variará según la región y según la cocinera. Una especie de mole que se usa mucho en el centro de la república lleva el nombre de "Asado" o "Asado de Boda" casi siempre acompañado con carne de puerco. Y es tradicional que en las ofrendas de los muertos, el mole aparezca servido con arroz y pollo o guajolote.
TAMALES. Al igual que el mole, fue uno más de esos platillos originarios de México antiguo. La palabra proviene del náhuatl TAMALLI con la que se designaba al "Pan" elaborado con maíz. Existen muchas maneras de hacerlos: con anís, rellenos de arroz con leche, mole, chile verde, rajas, con carnes de aves, pescado o puerco, y en algunos lugares se hacen con capulines. En Xochimilco a un tamal pequeño lo rellenan con frijoles y se sirve para acompañar al mole. Cada uno de los estados de la república tiene su propia receta para elaborar los tamales. En Zacatecas, los tamales son de chile rojo, rellenos con carne de puerco; son delgados y cubiertos con hojas de maíz en varias capas. Un tamal muy famoso por las costas del golfo es el zacahuil. En realidad sería difícil enumerar las tantas formas de elaborar tamales.
EL CHOCOLATE. Bebida originaria de México, no puede faltar en los altares de los muertos como ofrenda a niños o adultos. La palabra se deriva del náhuatl XOCOLATL, formada por los vocablos ATL (agua) y COCOTL (CHOCO), que se refiere al ruido que las semillas de cacao hacen cuando el agua comienza a hervir y en la merienda en que se remueve.
Antes de la llegada de los españoles, el cacao se utilizaba para elaborar una bebida con agua que tenía un sabor agrio. Se empleaba además como moneda para llevar acabo el intercambio (trueque) comercial y para el pago del tributo, por lo que se le tenía en gran estima. Se dice que Moctezuma se tomaba entre el día 40 tazas de esta bebida como afrodisiaco. Durante la Colonia, el cacao se comenzó a preparar con leche y endulzarse con azúcar. Con ello paso a convertirse en una de las bebidas más solicitadas no sólo en la Nueva España, sino incluso en Europa, ya que era considerada "Bebida de Reyes".
Estos son sólo algunos alimentos de origen mexicano que aparecen en las tradicionales ofrendas de muertos, pero además hoy en día son de los que cuentan con mayor demanda popular… En fin la creatividad mexicana, el arte y el ingenio no paran ahí, ya que han servido de fuente de inspiración para la composición de canciones, crónicas, y libros. Ya que existen poemas de autores anónimos, también existen una gran cantidad de refranes pareados, versos al amigo o al compañero de trabajo. Al político, etc., y anónimos populares, como los siguientes:
En este mundo matraca
De morir nadie se escapa.
Muere el buey, muere la vaca,
Y hasta la mujer más guapa tiene que estirar la pata.
Viene la muerte luciendo
mil llamativos colores
ven, dame un beso, pelona
que ando huérfano de amores.
Se va la muerte cantando
por entre la nopalera,
¿En que quedamos, pelona,
me llevas o no me llevas?...
Estos versos se les denomina calaveritas.
LAS CALAVERITAS
Se les llama así tanto a las rimas, versos satíricos, como a los grabados que ilustran calaveras disfrazadas o bien, se les denomina con este nombre a los panes de dulce descritos a continuación:
• Rimas. también llamadas "calaveras", son en realidad epitafios humorísticos de personas aún vivas que constan de versos donde la muerte (personificada) bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión. Finalizan con frases donde se expone que se lo llevará a la tumba. Es muy común dedicar las "calaveritas" a personajes públicos, en especial a políticos en el poder. En muchos casos la rima habla del aludido como si estuviera ya muerto.
• Grabados: Litografías, generalmente del Maestro José Guadalupe Posadas, que aunque no dibujó específicamente para Día de Muertos, eran caricaturas con las cuales colaboraba en diferentes publicaciones de principios del siglo XIX, en México se usan en estas fechas por sus alusiones a la muerte festiva.
• De dulce: Son dulces en forma de cráneo, generalmente realizadas de dulce de azucar, chocolate, amaranto, gomita, entre otros. Generalmente son vendidas en los tradicionales mercados denominados "Todos Santos" ademas de tiendas comerciales, tianguis, etc.
ELEMENTOS SIMBOLICOS DEL DIA DE MUERTOS
• Calaveras de dulce, tienen escritos el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de broma modesta que no ofende en particular al aludido) en la frente, son consumidas por parientes o amigos.
• Pan de muerto. Platillo especial del Día de Muertos. Es un panecillo dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos, adornado con figuras del mismo pan en forma de hueso y se espolvorea con azúcar.
• Flores. Durante el período del 1 al 2 de noviembre las familias normalmente limpian y decoran las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas, girasoles, entre otras, pero principalmente de Cempoaxochitl, las cuales se cree atraen y guían las almas de los muertos. Casi todos los panteones son visitados.
• La Ofrenda y las visitas. Se cree que las almas de los niños regresan de visita el día primero de noviembre, y las almas de los adultos regresan el día 2. En el caso de que no se pueda visitar la tumba, ya sea por que ya no existe la tumba del difunto, o porque la familia está muy lejos para ir a visitarla, también se elaboran detalladas Altares en las casas, donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos de comida, el pan de muerto, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños. Todo esto se coloca junto a retratos de los difuntos rodeados de veladoras.
OFRENDAS DE MUERTOS
Los materiales comúnmente utilizados para hacer una Ofrenda de muertos para el Día de Muertos tiene un significado, y son los siguientes:
• Retrato de la persona recordada: El retrato del difunto, sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre.
• Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio: La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio del alma del difunto por si acaso se encontrara ahí.
• Doce cirios: Aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa aparte de agua y sal.
• Flor de Zempaxochitl (o flor de cien pétalos): Su color representa la luz como los rayos del sol y al regarla en forma de camino se le indica a las almas rumbo para guiarla a casa.
• Cruz de Tierra: Para recordarle su fe, ya que el dia miércoles de ceniza se le dice la frase "recuerda que polvo eres y en polvo de convertirás* entonces se le recuerda que regresa a la tierra de la que salió.
Estos son tan solo algunos datos de nuestras xulturas y es orgullosamente mexicana, de hecho en otras partes se hace lo mismo, pero no se compara con mexico y por cierto ... que muera el JALOGUIN..
SAYONARA
Y posteen algunas calaveritas literarias si quieren ...
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