EL BLOG DE CRIXIS-SNAKE
IMAGINANTES LOGOS
Parte 9
¿Sientes la CriXis mundial y no sabes que hacer?
Se dice que la CriXis mundial esta afectando los grandes sectores empresariales, pero desde la antigüedad siempre ha habido recesiones terribles y mas fuertes como las que hay en nuestros tiempos, por lo cual quiero decir que a veces hay que ver los antiguos ejemplos que nos han planteado para salir a flote, lo que me recuerda a esta fábula que ha aparecido en muchos libros como una de las tantas versiones de Las Mil y Una Noches.
RE-iniciamos
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EL SECRETO DEL GRAN MERCADER
En tiempos de escasez y donde se hallaba una terrible y gran recesión, tres galerias fenicias se encontraban en un pequeño puerto del mediterraneo. Pertenecían al que mas tarde llego a ser conocido como el gran mercader - el mas grande de todos los comerciantes de la época-. Su objetivo era llegar a Cártago con toda la mercancía tras varias tormentas y vicitudes, por lo cual los barcos y sus tripulaciones habían quedado muy deteriorados: la mitad de los remos estaban rotos, las velas razgadas, las ropas raídas y el aspecto general de cubierta era deplorable. La travesía iba a ser dura, pues debían atravesar necesariamente el mar de las corrientes y pasar cerca de Los Acantilados de la Muerte. Además no tenían tiempo que perder pues se había vaticinado que el cercano invierno iba a ser el mas crudo jamás antes conocido, asi que debían partir antes de una semana, pues quedarse suponía una segura destrucción del barco ya que aquel sencillo fondeadero, apenas ofrecía amparo.
Aquel puerto era el último que había antes de atravesar tan terribles mares, casi no tenían dinero y debían tomar las decisiones correctas para pertrecharse adecuadamente.
Todos cargaron los víveres impredecibles y cada galería tomó su opción. Uno de los capitanes decidió adecentar la cubierta, arreglar los remos al menos para que tuvieran buen aspecto, renovar los destrozados camastros de los marineros y limpiar el camarote de los oficiales, pues considero importante mantener una buena imagen. Ya que eso ayudaría a levantar la moral de la tripulación y mantener un buen orden y disciplina.
Asi que decidieron fabricar una vela mas pequeña uniendo los escasos trozos que quedaban de la antigua, asi al menos se vería reluciente y dentro de la norma.
El segundo invirtió un poco en todo lo que pudo: un poco de hilo, poco, pues no habia presupuesto, un poco de lona para la vela, poca por supuesto, algo de ropa decente para la tripulación, de segunda mano, unos pocos remos, muy delgaditos para ahorrar y cuerda para rehacer los cabos rotos, mas fina de lo normal pues la adecuada salía mas cara, con ello logró tener un poco de todo… y nada completo.
El capitán de la tercera galería reunió a todo el personal del barco y les dijo: “Señores, estamos en el momento crucial de nuestra travesía, debemos separar lo estratégico de lo conveniente. A partir de ahí, todo lo que sea estratégico es decir todo lo que sea básico para poder llevar a cabo nuestra misión debe hacerse, sin temor y con lo mejor que nos podamos permitir; y para poder hacer esto, el resto de las necesidades quedan supeditadas a lo anterior… Además de los víveres, ¿Qué es básico para atravesar las peligrosas aguas a las que nos enfrentamos?”.
El Capitán lanzo esta pregunta a su equipo y todos participaron activamente aportando sus ideas. Después de que cada área diera sus conclusiones, el Capitán comunico su decisión.
“Comprad los remos que faltan de la mejor madera que encontréis, buen hilo y buenas sogas para hacer cabos resistentes, eso es todo, ya no tenemos recursos para nada mas". El responsable de la vela, sorprendido, manifestó: “Capitán, sin una vela completa será imposible”.
Algunos añadieron: “Nuestras ropas están destrozadas, el aspecto del barco es espantoso y nuestros camastros están hechos añicos”.
“Cierto - contesto el capitán - y nada de eso es estratégico para nuestro fin que no es otro que llegar vivos a Cártago con nuestra mercancía, por eso cada uno dará la tela que posea su sábana, los jirones que queden de su camisa y hasta su pañuelo, pues nada de eso es esencial para este viaje y todo ello lo coseremos firmemente a la vela hasta completarla de nuevo”.
Paso la noche y para la mañana siguiente. Los de la primera galera partieron orgullosos de su implecable imagen, riéndose del penoso aspecto de las otras dos, especialmente la del tercer Capitán cuya vela parecía un mosaico de remiendos con todos los colores inimaginables. Pero cuando llegaron al mar de las corrientes, los remos apañados con remiendos de la primera galera pronto se volvieron a quebrar. La pequeña vela no ofrecía suficiente empuje y terminaron arrastrados por la corriente que les lanzo irremisiblemente contra los mortales acantilados. Como resultado todos murieron.
La segunda galera no tenía suficiente de nada, asi que poco a poco iba perdiendo rumbo, pues a pesar del loable esfuerzo de todos, los delgados remos no contrarrestaban la fuerte corriente. Su vela incompleta pronto quedo al pairo, al romperse de los frágiles cabos que la sujetaban, y acabaron igualmente engullidos por los acantilados.
Los de la tercera galera remaron sin desánimo, la improvisada vela cumplió perfectamente su papel y los fuertes cabos aguantaron los embítes. Y llegaron a Cártago, casi desnudos, con el barco desvencijado, pero vivos, satisfechos y pletóricos.
Mas cuando el mercader se entero de la hazaña, quiso felicitar personalmente al Capitán y le llamó a su presencia “¿Como lo lograsteis?”, preguntó.
Y el Capitán humilde y respetuoso argumento:
“En tiempos de abundancia es fácil ir sobrado de todo y todas las galerías parecen navegar suficientemente bien. Siempre hay velas y remos de repuesto y medios para costear arreglos y de una forma u otra, incluso derrochando recursos y esfuerzos, se suele acabar por llegar al destino, muchas veces a pesar de cómo se ha dirigido el barco, y el resultado final enmascara la mala gestión. Pero en tiempos difíciles solo hay un camino para sobrevivir. Creer solo que las cosas bien hechas ofrecen los mejores resultados, y una vez elegida la estrategia que nos llevará a buen puerto no hay excusas ni recortes para todo lo esencial, pues el plan adecuado y el trabajo bien hecho siempre son y serán la mejor garantía para el éxito. Las dudas o las cosas a medias bajo la excusa de que no hay presupuesto o las actitudes conservadoras, solo conducen el bochornoso fracaso del mediocre.
Por eso, el mayor error en tiempos de adversidad es hacer recortes en lo estratégico. Una vez elegido el camino, se apuesta a fondo por el, sin reparos y a muerte: o salimos o nos hundimos del todo. Pues no hay mayor necedad que naufragar por no haber partido con los medios de avance suficientes, porque algún cobarde, insensato y suicida, eligió recortar el presupuesto para remos”.
El comerciante impresionado, llenó de presentes y recompensas al Capitán. Le nombró su asesor personal y se replanteo toda su política y planes de acción. Y así, aplicando con firmeza este secreto, sus resultados se multiplicaron, su fama recorrió el mundo y llego a obtener el sobrenombre de –El Mercader-. Pues lograba siempre misteriosamente los mejores resultados, tanto en los buenos momentos como en los tiempos de recesión.
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Esto nos cuenta una de las Historias de las MIL Y UNA NOCHES .
Una historia que da coraje cuando todo se cree perdido, llamado a la creatividad ante tiempos difíciles y usando la imaginación para resolver los problemas basándose en un hecho que podría suceder en la realidad. Y con un final mas que convincente.
SAYONARA
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